- La falta de formación y el análisis pobre y efímero no permiten valorar la verdad y lo que tiene valor en sí, y conducen a la falta de aprecio tanto de las personas como de las acciones correctas. Y la falta de aprecio a lo genuino y a lo que cuenta lleva a la ruina física y moral, y a dar tumbos bruscos, fruto de la improvisación, del no saber detrás de lo que se anda y de la desidia. . . . . La auténtica educación es contraria a este espíritu.
miércoles, 12 de octubre de 2011
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¡¡¡La felicito, todo al día!!!
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